Cuando más de la mitad de la población de tu país vive al nivel de mar o por debajo, puedes estar seguro de que la innovación forma una parte integral de la vida cotidiana. Los Países Bajos llevan frenando el agua desde el siglo XIV, cuando se inventó un sistema de molinos de viento y diques para proteger sus campos de cultivo de las inundaciones. Este sistema permitía a los agricultores ganar terreno al mar gracias a la extracción de agua de los humedales por medio de bombas que dejaban atrás «pólderes», que son esencialmente islas de tierra seca y cultivable.
Más de 700 años después, los terrenos de pólderes albergan en la actualidad a más del 60 % de la población del país y generan el 70 % del producto interior bruto de los Países Bajos. Si el desarrollo de una economía moderna a partir de un antiguo lecho marino no es lo suficientemente innovador, la creación de pólderes también ha tenido un profundo efecto social. Históricamente, la gente que vivía en las marismas tenía que cooperar para repartir los costes de mantenimiento del sistema de molinos de viento y diques.
Con el paso de los años, esta cultura colaborativa caló tanto entre los holandeses que el Gobierno empezó a adoptar unos principios similares en la gestión del país. El «modelo de pólderes» resultante, que ganó visibilidad a principios de la década de 1980, fomentó el diálogo entre tres agentes sociales —los sindicatos, la patronal y el gobierno— con la formación de consensos entre las tres partes para alcanzar el objetivo final. Durante muchos años, el modelo de pólderes contribuyó a crear paz social, mejorar la competitividad internacional y aumentar el empleo, todas ellas condiciones que, con independencia de la geografía, proporcionan una base sostenible para la inversión.
Predicar con el ejemplo
La empresa holandesa de gestión de activos Robeco es especialista en inversión sostenible. Con más de 100 000 millones de euros en activos gestionados, ha mantenido un diálogo constante con las empresas sobre el compromiso de estas con los principios medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ESG). Mediante la integración de estos datos en sus procesos de inversión, ha acumulado una gran cantidad de información y experiencia. «Creo que la sostenibilidad está muy arraigada en la sociedad holandesa», aseguró Masja Zandbergen, directora de integración ESG de Robeco. «Creemos en escuchar a todas las partes implicadas para llegar a un consenso a la hora de tomar decisiones, en vez de limitar la atención solo a las partes interesadas financieras o a las no financieras, así que también forma parte de nuestra cultura pensar a largo plazo y de manera sostenible».
Como empresa, Robeco no se queda en palabras, sino que también predica con el ejemplo. La sostenibilidad no solo está en el centro de su proceso de inversión, sino que también tiene un papel importante en sus operaciones. La sede central de Robeco en Rotterdam fue diseñada por los arquitectos Fokkema & Partners con conectividad entre empleados y en ella la sostenibilidad es un elemento prioritario. Desde 2003, Robeco también ha sido una propietaria activa, lo que significa votar e implicarse en todas las empresas en las que posee acciones. Su equipo dedicado a los mercados emergentes cuenta desde el año 2000 con su propio cuestionario sobre temas de gobernanza corporativa, lo que supone casi 20 años aplicando un planteamiento sostenible en mercados en los que solo ahora empieza a cobrar relevancia.
A esto cabe añadir la adquisición de Sustainable Asset Management (SAM) en 2005, que permitió a Robeco incorporar los datos de sostenibilidad de esa empresa a sus propios análisis. «Robeco SAM lleva recopilando información sobre sostenibilidad de las empresas desde 1995, así que ha dedicado bastante tiempo a estudiar detenidamente cómo se crea valor en todo tipo de sectores», declaró Zandbergen.
Comprender las tendencias de sostenibilidad y cómo afectarán a las empresas no es tarea fácil, pero es una labor vital si Robeco quiere asegurarse de que apoya modelos de negocio que no solo estén al día sino que prosperen en un mundo con recursos cada vez más limitados. «Lo que estamos haciendo aquí es asegurarnos de que invertimos en las empresas adecuadas que innovan para crear un futuro sostenible», añadió.
Círculo virtuoso
No obstante, si bien el modelo de pólderes consiste en contemporizar, Zandbergen tiene claro que los inversores no tienen que renunciar a la rentabilidad para invertir de forma sostenible. «Se trata de tener una inversión rentable y, además, hacer lo correcto en lo que se refiere al uso de los recursos, las emisiones de CO2 y la mano de obra. Ello requiere un enfoque integral de la inversión y la sostenibilidad». Significa examinar todo el universo de inversión en los mercados de valores y de bonos en busca de empresas, sean grandes o pequeñas, y gobiernos de países tanto desarrollados como emergentes. Estos, al igual que los habitantes de las marismas holandesas, trabajan juntos en el desarrollo de sistemas innovadores que sirvan para salir de las limitaciones y sortear los riesgos que puedan surgir en el futuro a consecuencia de factores medioambientales, sociales o de gobernanza corporativa.
Vea la serie de minidocumentales si desea saber cómo identifica el equipo de inversión sostenible de Robeco a las empresas que nos conducirán a un futuro en el que puedan coexistir el planeta y los beneficios.
Vea la serie de minidocumentales si desea saber cómo identifica el equipo de inversión sostenible de Robeco a las empresas que nos conducirán a un futuro en el que puedan coexistir el planeta y los beneficios.
[1] https://link.springer.com/article/10.1007/s11356-009-0156-y
[2] https://file.scirp.org/pdf/NS20120100003_72866800.pdf
[3] International Monetary Fund, “List of Countries by Projected GDP”, October 21, 2016, http://statisticstimes.com/economy/countries-by-projected-gdp.php